martes, 3 de enero de 2012

Transporte, vías de comunicación y delincuencia

Uno de los problemas más graves en materia de transporte es la delincuencia. Ésta está impactando muy negativamente esste sector de la actividad socioeconómica. No se trata ya solamente del robo de mercancías, sino del asalto a pasajeros y transportistas -muchas veces con consecuencias fatales- así como el traslado de ilegales del sur del país a la frontera norte. Han sido principalmente los autotransportes de carga y pasaje, así como los ferrocarriles quienes más están sufriendo los efectos de la actividad delincuencial destada e incontrolable. El asesinato de pasajeros en el estado de Veracruz, entre Tantoyuca y Panuco, así como el posterior hallazgo de 23 muertos en un autobus en la misma zona, son mucho muy preocupantes, y las autoridades federales. estatales y municipales no parecen poder hacer nada al respecto. Se está atentando contra el sistema circulatorio  de la nación que hace posible que personas, bienes, mercancías se trasladen de un lado a otro de la geografía nacional. Y las consecuencias de obstaculizar dicha circulación tiene consecuencias tanto económicas como políticas y sociales. No sólo se está interfiriendo la actividad económica sino también se están interponiendo barreras a la producción y reproducción de las relaciones sociales que hacen posible que el tejido social no se desgarre y se destruya. De ahí, que no se trate simplemente de ataques a las vías de comunicación, o a los medios de transporte, sino de un atentado contra el entramado social, o en palabras más simples, contra la sociedad en su conjunto. Por tal motivo, son delitos que deben de combatirse de manera urgente, pronta y eficaz, tanto por medio de la legítima fuerza pública, como por medio de mecansimos político sociales que permitan restablecer la paz y el orden en las vías de comunicación, en el sistema circulatorio de la sociedad y la nación.  Desunir, dividir, romper esas vías de comunicación y transporte, no puede tener otra consecuencia que desmembrar a la nación, aislar regiones y localidades, y con ello debilitar a la patria. Ni el Estado ni la sociedad se pueden permitir que ese atentado se perpetre. No se pude permitir que determinadas partes de la nación queden bajo el poder de la delincuencia, aisladas del resto del país, del estado de derecho, y desvinculadas del tejido social

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